Hoy he ido a ver Andrea Chénier en el teatro del Liceu. Con esta ópera, muchos consideran realmente iniciada la temporada liceística, si bien a inicios del mes de Septiembre tuvo lugar la representación del Ballet Flamenco Sara Baras, a la que en su momento asistí (pese a no reflejarlo el blog) y con la que parcialmente -la parte más 'flamenquera'- difruté.
La representación ha sido brillante. Sobre el nivel de ejecución, al ser sólo un aficionado medio, no puedo pronunciarme con rigor, pero me ha parecido más que adecuado. La escenografía (algo que siempre me ha apasionado analizar) es de Philippe Arlaud y la considero muy acertada, si bien creo se abusa del giro contínuo del escenario.
Esta temporada, creo que todas las representaciones han adelantado su inicio habitual (20.30 h.) treinta minutos. De esta manera el inicio de las obras a las 20.00 h., aunque sin duda permiten una mejor conciliación operístico-gastronómica (poder ir a cenar después del Liceo era en ocasiones una odisea), también provoca cierto stress en la conciliación laboral-operística. Suerte que los viernes (día mayoritario de las representaciones de mi abono) hay un ligero margen.
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