El caos del servicio de Rodalies en Barcelona es tal que, al igual que con el cambio climático, hablar sobre el mismo o comentarlo provoca cansancio en la audiencia y contribuye a la apatía generalizada.

Afortunadamente, está el humor. Samuel Langhorne (conocido por Mark Twain) decía que "El humor es una gran cosa. En el minuto que sale a flote, todas nuestras asperezas, todos nuestros resentimientos e irritaciones vuelan lejos y un espíritu soleado asume su lugar".

En la esperanza de poder contribuir a ese alejamiento de las irritaciones a los afectados (los que iban en tren y los que sufrimos el aumento del tráfico), voilà dos recientes manifestaciones populares al respecto:

(Fotografía -que no cartel- obra de Eduardo J. Celorio, hecha en can Fabra y publicada, entre otros, en La Vanguardia)

Nota: ¿Es cierto que Rodalies no existe en catalán porque debería ser Rodalia (no hay plural)?

Propuesta de nuevo logo para Renfe en Barcelona. Cumple los preceptos de San Francisco de Asís, quien además de la lógica fe, propugnaba (eso dicen) que "El siervo de Dios debe estar siempre de buen humor". Desde aquí gracias al fiscalista (fransciscano o no) que me lo ha hecho llegar.

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