Tal día como hoy, pero de hace 8 años, murió Celia, con el cráneo destrozado. No fue un caso de violencia machista. De hecho, su pareja murió un año antes, por su elevada edad, dejándola sola, demasiado sola.


Como digo, nos dejó hace ocho años y al abandonarnos, hizo un poco más triste el Pirineo dónde habitaba y dónde toda su familia había estado viviendo desde generaciones. Nunca más habrá una Celia igual.

Y es que hace ocho años un árbol cayó sobre la última cabra pirineica, extinguiendo definitivamente el bucardo, una subespécie de cabra hispánica demasiado perseguida por cazadores ávidos de su cornamenta.

Tristísimo suceso el de la muerte de Celia y la consiguiente extinción cabril. Queda una mínima esperanza en las células de su oreja (desconocemos si la izquierda o la derecha), que fueron congeladas para su posterior clonación, la cual ha sido intentada por ahora sin demasiado éxito.

Sirva pues la conmemoración de su desaparición para:

a) Tener presente que hay animales de cuya extinción el hombre (pirenaico) es directo responsable.

b) Se ha de intentar esquivar todo árbol que te vaya a caer encima.



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