La Cursa comenzaba a las 9.30 am. Levantado a las 7 am para prepararme, he reflexionado acerca de la naturaleza humana, los medios de locomoción ya inventados y el impulso y porqué de ponerse a correr a estas horas de una dominical mañana, llegando a la sabia y cobarde, muy cobarde, conclusión de no ir.

Efectivamente, me he rajado. Encontrar excusas no ha sido difícil (el frío matutino, el cansancio/sueño antes de empezar, la importante semana laboral que viene, las palabras de Ambrose Gwinett Bierce -"Un cobarde es una persona en la que el instinto de conservación aún funciona con normalidad"-, etc.). Y pese a que a lo hecho (o no hecho), pecho... lo cierto es que algo mal sí me sabe. De ahí este post expiatorio.

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