Uno de los principales quehaceres paternales/maternales a determinadas edades (de sus hijos) es la de contarles cuentos e historias. Unos años más tardes serán ellos los que te contarán otros cuentos e historias, pero este es otro tema.


Los cuentos, además de un modo de pasar el rato, son una excelente manera de despertar su imaginación y suelen ser un efectivo método para ayudarles a conciliar el sueño.


Precisamente en promoción de tan importante medio de transmisión cultural, hoy se celebra el Día Mundial del Cuentacuentos, efeméride que tiene su orígen en los países nórdicos y que se realiza con ocasión del equinoccio.

Cada vez más, la función de cuentacuentos ha ido adquiriendo un mayor reconocimiento social. No son pocas las ludotecas y bibliotecas en las que esta actividad es una de las más concurridas y solicitadas. Sus intérpretes suelen ser especialistas y realmente vale la pena acudir (pese a que la edad parezca inapropiada) a comprobar qué bien se desenvuelven ante un siempre muy exigente público.

He de reconocer que, personalmente, he tenido una excelente fortuna, ya que especialmente mi padre siempre nos contó a mi hermano y a mi grandes historias (la mayoría de cosecha propia), algunas de las cuales aún recuerdo y espero poder hacer mías cuando surja la ocasión.

Mientras tanto, sirva este post (u otros comentarios en el grupo facebookiano específico al respecto) para felicitar a todos los cuentistas (a los que, como abogado, aprecio).


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