Hoy se celebra en Hawai el "Día del Padre Damián".

El Padre Damián fue un sacerdote/misionero belga (considerado en Bélgica como "el belga más importante de todos los tiempos") que en la isla de Molokai, en Hawai, estuvo ayudando a los afectados de lepra hasta su muerte por esa misma enfermedad.

En la parte norte de la isla se encuentran unos acantilados de 1.010 metros de altitud, unos de los más altos del mundo. Al pie de los acantilados está la villa de Kalaupapa, el lugar escogido por el rey Kamehameha V para aislar a los leprosos que empezaron a ocupar el lugar en 1866. Las víctimas eran transportadas en barco, tiradas por la borda y abandonadas.

Hasta hace menos de 40 años (en 1969 empezaron a tratarles), los leprosos continuaban recluidos en dicho lugar, en el que aún quedan un centenar de antiguos pacientes. De hecho, el acceso está fuertemente restringido y prohibido a menores de 16 años.

En su momento, el rechazo social que sufriero los enfermos de SIDA fue considerado como equivalente al trato recibido por los afectados de la lepra. Y en ese contexto, la figura del padre Damián volvió a tomar fuerza como referente.

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