He recibido algún email preguntándome qué pasa ultimamente en los fines de semana, en los que apenas hay actualización himajinaria.
Pues bien, lo que sucede es que en el nuevo piso, dónde paso los fines de semana, no hay todavía internet, por lo que el tiempo se dedica a diversas tareas domésticas, muchas de ellas relacionadas con herramientas, tornillos, muebles, decoración y reajustes (esto es, a arreglar lo previamente mal-arreglado o desarreglado).
Un ejemplo de estas chapuzas es la realizada el sábado, consistente en la instalación de un soporte para una tele. No, no se trata de la tele comprada el otro día, sino una modestísima, pequeña y bastante pesada televisión que creo que puede seguir teniendo utilidad enfrente de la máquina de ejercicios (a ver si así, viendo algo, acabo utilizando lo que algunos consideran un florero algo grande).
Pues bien, después de las oportunas medidas, tanto de soporte como de televisión, marcados los lugares dónde tienen que ir los 8 agujeros de soporte, acabo destrozando la pared de la habituación contigua, ya que la he atravesado 8 veces con la taladradora. Para que luego digan que la máquina de ejercicios no sirve para nada...
Por cierto, ¿se entiende el chiste?:
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