Mientras que en algunos medios de Barcelona se pueden encontrar quejas acerca del limitadísimo número de iPhones que han llegado a la ciudad condal, he podido comprobar que los madrileños, aunque los tengan más accesibles y en mayor número, tampoco están muy contentos. El motivo: las largas colas para acceder a la tienda dónde se venden.
Esta es la foto tomada sobre las 16:00 h. en pleno centro de la ciudad en un día laborable como hoy. No quiero llegar a pensar cómo debió ser el primer día de venta o lo que sucede los fines de semana. ¡Pues menos mal que no es barato!
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