Determinar el riesgo

Día 30 de enero. Con carácter general, último día para el pago del IVA y presentación del resumen anual. Prisas. Poco antes de que cierren, acudo a una sucursal cercana de "La Caixa " para presentarlo. Hay cola. Mucha. Incluso demasiada. Alguien comenta que parece la cola del paro, del INEM.

Sale el director. "¿Alguien para algo que no sea en efectivo?", pregunta. Hago un gesto. Lo ve y observa los formularios de Hacienda que tengo en la mano. Lo noto y le comento "Son para ingresar (los pagos) en la cuenta". "OK, pasa a mi despacho", responde.

Observo que su despacho y toda la oficina tienen el mismo estilo de pared: blanca con "gotelé", algo abominable que también tengo yo en casa y que ansío hacer desaparecer cuanto antes.

En poco tiempo ya ha introducido los datos oportunos en el ordenador, se queda el 390 (resumen anual) y me devuelve sellada mi copia del modelo 300. Tal intercambio de papeles no me hace olvidar mi más que generosa contribución en forma de pago del IVA del 4º trimestre y lo triste que se me queda la cuenta.

Antes de salir de su despacho observo que, de los diferentes manuales internos, el más extenso (y el que parece menos usado) es uno con el título de "Criterios de determinación del Riesgo" (o similar).

No puedo dejar de preguntarme si la crisis puede haber sido causada por no haberse leído esa documentación interna, o precisamente por lo contrario, por habérsela leído.