Hace unos meses Himajina se hizo eco de cómo un grupo de pensionistas de Titerroy (Arrecife, Canarias) vieron como varios inspectores del gobierno autónomo y ¡once policías! irrumpían en el local de la asociación deportiva dónde estaban. Su "delito": ser jubilados jugando al bingo.
En esta misma línea, noticia de ayer:
Pues bien, en Galicia ¡7 policías! -tres de ellos de paisano- irrumpieron en dos parroquias gallegas en las que mediante este pasatiempo (más que juego) se recaudaban fondos para entidades deportivas y culturales de la parroquia. A buen seguro se está intentando que no defrauden los impuestos de los premios (sustanciosos, eso sí : bacalao, galletas, aceite, un jamón...
Y éste es el país que tenemos... si hay un caso grave o violento, con suerte vendrá al cabo de 'x' tiempo, uno o dos agentes de policía. Si se trata de "clausurar" bingos parroquiales con jubilados, entre 7 y 11 agentes. Cuestión de prioridades, supongo.
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