Más consecuencias de que el Mussol sea un Mussol cojo

Convertirte (por unos días, confío) en un Mussol cojo tiene su qué:

a)  Ayer, cuando mi modo de caminar se correpondía con el cuarto movimiento del Chikilicuatre  ('Er robocop'), era el día que el Ayuntamiento de Barcelona me asigna -por barrio- para bajar los trastos. En consecuencia, dado que quería desprenderme de una fea mesa negra que guardaba en la terraza (y por lo tanto, estaba ahora más fea y más negra) y no queriendo tenerla una semana más en casa, me tocó bajarla a la calle, por mucho que no resultara precisamente divertido moverla. Apenas duró diez minutos.

b) Este mediodía acudo (tras dos semanas) al gimnasio acompañado de mi tocayo y colega de Despacho Daniel (sí, hay una duplicidad de Danieles). Dado que no puedo hacer prácticamente nada porque me duele prácticamente todo, pienso en ir a tomar el sol (el día invita a ello). ¿Problema? Que por la posición del sol versus las tumbonas y teniendo presente las vallas y los árboles, el astro rey apenas da en cuatro sitios de la terraza gimnasera destinada a tal efecto.

Ni corto ni perezoso, me arrambo más de lo que la prudencia y el recato aconseja a las soleadas (y por ello, ocupadas) tumbonas. Total, para nada, porque apenas cinco minutos más tarde, dónde daba el sol, ya no da. Lo cual es doblemente frustrante, ya que impide el bronceado y su solución (ir moviendo cada nada la tumbona en busca de luz) impide la siesta (leit-motiv de tot plegat).

c) Como salgo temprano del gimnasio, me acero a l' Illa a recoger el dorsal para la Cursa del próximo domingo. "¡Sí, hay un stand!" me había dicho mi tocayo y colega. Pues bien, ni stand (hubo uno, pero sólo para apuntarse a la cursa) ni dorsal (es a partir de mañana cuando será posible recogerlos). Vamos, un paseíto a ritmo robocop para nada.

d) Os dejo un video que montaron sobre la Cursa dels Mussols: