Hoy se celebra, de forma oficial, el “Día Mundial de los Océanos” (World Oceans Day). Tras ser una propuesta realizada por Canadá el 8 de junio de 1992 en Río de Janeiro, el pasado diciembre fue oficialmente reconocido por la ONU (Resolución de la Asamblea General 63/111).
Este año posee dos lemas. El oficial “Our Oceans, Our Responsibility” (“Nuestros Océanos, Nuestra Responsabilidad”), y el no-oficial “One ocean, one climate, one future” (“Un océano, un clima, un futuro”).
Se trata de una jornada dedicada a destacar la importancia de las aguas saladas que cubren el 70% del planeta y que son un recurso maltratado y explotado abusivamente sin que apenas se reaccione de forma masiva y eficaz.
En este sentido, y sin perjuicio de abrumar con cifras, entiendo de interés las siguientes reflexiones:
- Pescado de piscifactoría, ¡ya!. No me gustan los cazadores ni los pescadores ni los recolectores. Me “gusta” el agricultor, que cuida una tierra y recoge su fruto (el posesivo es importante). Pero el cazador que “recoge” (previa ‘matanza’) un animal “libre” o el pescador que arrasa el mar recogiendo todo bicho (o no bicho) que hay en el fondo del mar…
- En la reciente tragedia aérea, identificaron en la teórica zona del accidente una presunta mancha de combustible del avión (que luego resultó ser aceite) y un conjunto de elementos del avión (que luego no eran del avión). Conclusión: el océano, incluso en esa distante y alejada zona, ESTA LLENO DE BASURA INCLUSO EN SUPERFÍCIE. Lástima que nadie destacara esto es sus crónicas.
- Los mares y océanos tienen, además de peces (cada vez menos), innumerables tesoros (y no sólo los encontrados por el Odyssey y reclamados por la compañía americana, España y Perú).
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