Bien, del cha-cha-chá (¡me gusta bailarlo!) quizás no, pero de la informática sí parece ser la culpa de que los ingresos de los traductores fuesen un 15% ó 18% menos… Lo curioso es que la “negatividad de la informática” no deriva de que su trabajo se ha hecho mucho más sencillo (ergo, barato), sino porque antes podían “estafar” un poco más fácilmente a los editores (y a terceros) por su trabajo.
Así se desprende del siguiente artículo de “El País”, publicado hoy en su edición para Cataluña (página 5 del Suplemento):
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