Al igual que la comida casera resulta agradable porque suele implicar un cierto cariño en su preparación, una ausencia total de grandilocuencia y/o grandes pretensiones , siendo unos platos que cumplen con lo que prometen, el “Circo de los Horrores” es una buena muestra de arte escénico.
Con lo que creo una base sólida y prolongada de lo que se denomina “Artes de la Calle” (todo un Premio Nacional de Teatro –2003-), la obra recoge diferentes números (desde magia, lanzacuchillos, baile, humor [mucho humor], mimo, equitación, equilibristas) mediante un doble nexo común: el miedo/terror como ambientación y la interacción con el público como punto fuerte.
Con obras así, uno recupera la esperanza del teatro “popular” ya que, además de estar bien hecha, uno sale de la sala con ganas de volver a tener otra experiencia teatrero-cirquense –humorística.
Dos cosas más:
a) Al igual que con las obras de “La Cubana” (por poner un ejemplo), conviene llegar temprano.
b) Publicidad audiovisual en el intermedio (sí, sí, anuncios videoproyectados en el descanso).
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