Hoy, por parte de algunos, se celebra el “Día de los Trabajadores Andaluces”, una jornada que recuerda la triste madrugada del 11 de Enero de 1933, en la que 22 jornaleros andaluces fueron asesinados por la Guardia de Asalto de la II República Española.
A ellos, y en especial al padre de una amiga fallecido la semana pasada, vaya el siguiente poema de Miguel Hernández, que fue leído durante el sepelio.
Poema Aceituneros de Miguel Hernández
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
(…)
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?
Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.
No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.
Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.
¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?
Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
(...)
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