controlador aéreo

En muchas ocasiones me he avergonzado de ser abogado o, dicho de otro modo, no he informado de mi profesión con el orgullo que sin duda merece, puesto que sabía que al identificarme ante ciertas personas como miembro del gremio togado, se me iban a imputar todos los tópicos de la profesión (interesado, buscador de conflictos, pesetero, etc.).

Hoy, en España, en el ranking de profesiones más odiadas, del colectivo más denostado (y durará por largo tiempo) ya no será el de abogado/político/dirigente de banco/conductor de la grúa municipal sino el de los controladores aéreos, una élite laboral que se ha equivocado muchísimo en el modo de reivindicar sus privilegios peticiones.

Está claro que será difícil privatizar AENA si se dejan fuera “del pastel” los aeropuertos importantes y si, encima, se continúa con una política salarial para este colectivo absolutamente ilógica para el país en el que estamos. Esta es la razón -y no otra- del pulso entre Gobierno y controladores.

Nunca debería haber sucedido lo que ha pasado. Es un grave error del gobierno que la partida de póker se jugase. Si creyó que era un farol de los controladores, erró, y aunque tenga más fichas en la mesa para jugar y ganar la mano, su obligación era no haber permitido la partida, porque las fichas de los controladores no eran sino personas (con sus ilusiones de vacaciones, bodas, compromisos familiares, etc.).

Los controladores, aún comprendiendo muchas cosas, deberían ir TODOS (los partícipes, claro) a la calle. Sin excepción. Sin medias tintas. Sin justificación. Sin posibilidad de volver a ser contratados en España en los próximos 5 ó 10 años. Contundentemente.

Se recortan sueldos públicos. Se acaban subsidios de ayuda. Se quitan desgravaciones. Y aquellos que no hayan entendido cómo van a ser las cosas a partir de ahora, tienen un problema. Y éste no se resuelve “secuestrando”, literalmente, a centenares de miles de personas.

No puede/debe quedar aquí. Debe procederse adecuadamente con los responsables. No se trata de cárcel. Se trata de que vayan al paro. Ya. Disciplinariamente. Deben responder de lo hecho. Con luz y taquígrafos. Debe mostrarse claramente que los errores (y este ha sido muy grave) se pagan. Por lo que ha pasado. Y para que no vuelva a pasar. Para que lo tengan muy claro todos aquellos que pretendan convertir futuras luchas legítimas (manifestaciones, huelgas, etc.) en atropellos inadmisibles.

Una cosa es la huelga y/o las manifestaciones; otra muy distinta los piquetes, y/o los disturbios. Y otra muy diferente, lo de estos dos días.

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