Hoy se celebra por 47ª vez el “Día Mundial de la Paz”, una jornada que creó el Papa Pablo VI en 1968 (ver su proclamación, aquí). Como en su momento comenté, es un “Día de” que no tiene porqué tener una consideración religiosa. De hecho, él mismo indicaba:
"La proposición de dedicar a la Paz el primer día del año nuevo no intenta calificarse como exclusivamente nuestra, religiosa, es decir católica; querría encontrar la adhesión de todos los amigos de la Paz, como si fuese iniciativa suya propia, y expresarse en formas diversas, correspondientes al carácter particular de cuantos advierten cuán hermosa e importante es la armonía de todas las voces en el mundo para la exaltación de este primer bien, que es la Paz, en el múltiple concierto de la humanidad moderna".
Con el lema “La fraternidad, fundamento y camino para la paz”, el papa Francisco hace una clara alusión a la esfera social en la que el hombre se desenvuelve recordándole que, en el fondo, todos somos una gran familia. Reconocer en el prójimo a un hermano es, sin duda, un gesto de enorme trascendencia desde todos los puntos de vista y que facilitaría enormemente el fin de todo conflicto, ergo, la paz.
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