El vuelo de regreso (salida 21:50, llegada 23:00) se desarrolló sin incidentes (supongo, porque me quedé frito creo que incluso antes de despegar).
Sin embargo, tras el aterrizaje, por un período de 25 minutos no fue posible salir del avión porque el operario del finger tenía problemas y el capitán (o quien corresponda) necesitó esos 25 minutos para constatar tales problemas y hacer que se acercaran dos autobuses para llevarnos a la terminal.
Entre lo uno y lo otro, 35 minutos más de retraso, de lo que dí buena cuenta en la reclamación realizada a Iberia (y que sea ésta quien la derive, si correponde a AENA o a la sección sindical de conductores de fíngueres).
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