Pese a que hace más de una semana de mi primer viaje en el AVE a Madrid, todavía no había tenido ocasión de poder comentarlo por aquí, y creo que ya toca, pese a que son pocas las cosas novedosas que puedan a estas alturas explicarse.


Al menos, sí vale la pena decir:
  • 30 minutos antes de la salida del tren, uno ya puede acomodarse en él (lo que siempre es de agradecer).
  • Pese a que los billetes son nominativos, en ningún momento nadie solicita identificación alguna al pasajero.
  • La puntualidad es máxima. Si la salida es a las 7:43, es a esa hora exacta cuando sale. Las llegadas, puntuales o, incluso, con adelanto.
  • Si se quiere cambiar algún aspecto del billete (adelantar la vuelta, por ejemplo), NO DEBE HACERSE EN LAS TAQUILLAS. En este sentido, la incompetencia de cierto personal de RENFE/ADIF es mayúscula. Acúdase sin falta a las máquinas automáticas "de facturación".
  • Al menos la película en el retorno era buena ("Leones por corderos").
  • Los precios en el bar/cafetería del tren me parecieron correctos.

Pese a que se denomina AVE, es un medio poco ornitológico. Quizás pudiera ser una solución para un problema veneciano al que se refiere Nautilia.

Nota: Por si no se aprecia en la foto, es una paloma (u otra ave similar) atrapada por el propio morro del AVE. Foto tomada nada más llegar a la estación de Atocha.

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