(post del día 27/2/2010)
La llegada al aeropuerto tokiota con una hora de retraso no supone ningún problema. Hay tiempo para una primera inmersión en las tiendas japonesas del aeropuerto, una visita a la oficina de turismo y la compra del billete de autobús-limousine que deja a los mismos pies del hotel.
El tiempo: horroroso. Frío, lluvia y viento. Menos mal que guantes, gorro, bufanda y orejeras en compartimento accesible. El ratito que de espera fuera de la terminal… congelado.
Tras una hora de autobús, llegada al hotel. Se trata del Nikko Tokio Hotel, de la misma cadena del hotel Montcalm de Londres, del que estuve más que contento.
(Foto corporativa de la web del hotel. El tiempo que hace mostraría un cielo bastante grisáceo y con lluvia)
El tema del hotel era crítico y todo un quebradero de cabeza. Dejaré la crónica hotelera para más adelante (apenas he pasado una noche), pero decir por ahora que estoy bastante satisfecho y que, a diferencia de lo que suele ser habitual o norma, he podido hacer el checkin y entrada en la habitación nada más llegar al hotel (poco antes de las 12:00).
El jet-lag se nota y el no haber dormido también, pero esta tarde hay inexcusablemente que hacer una cosa: acudir a la feria del corredor de la Maratón de Tokio, que se corre mañana.
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