Acudo a ver el musical Hair que se representa en el teatro Apolo. Aunque la representación tiene una duración de 2h30m, empieza a las 22h., algo que no deja de tener su curiosidad y, seguramente, sus consecuencias en un público que, al menos en mi caso, algo cansado está al ser hoy viernes.
También curioso (e indigno) es que el teatro no acepte el pago con tarjeta de crédito de unas entradas que no son, precisamente, baratas. “Hay un cajero en la otra acera”, oigo que le indican a un señor que obedece de un modo algo servil. ¿Cómo es posible no aceptar el pago con tarjeta? No es raro comprar 4 o más entradas por una misma persona, cosa que implica un importe ciertamente elevado. Por no hablar de la impresión para turistas. Lo dicho, indignante.
La representación es voluntariosa. Algunas voces son buenas y compensan unas versiones en castellano de las canciones originales que bueno, podrían ser algo mejor. Una cosa sí es excelente: la iluminación.
Lamentablemente la obra tiene ciertos excesos (algunas de las canciones son demasiado largas). Y, sobre todo, algunos déficits. El más importante: de guión; los textos entre números musicales son, sencillamente, insufribles. El motivo tal vez esté en que… ¡no hay guionista!. En el programa de mano, entre los ¡70! “cargos/funciones” que se indican en los “créditos” (sin contar el reparto escénico)… ¡no hay guionista! (hay dirección, sastra, jefe eléctrico, riesgos laborables, etc., pero no guionista). Y se nota.
Es una lástima. Están haciendo un buen trabajo a nivel comercial. Tienen presencia web (con un hairizador –voilà a la derecha un servidor hairizado [por si no fuera suficiente la imagen dada en la úiltima cursa]-) y facebookiana, pero no puede decirse que, pese a las ganas de algunos (que no se discuten), tenga el nivel de un gran musical. A lo sumo, algo de entretenimiento.
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