Se me antoja impresentable el espectáculo que, conscientemente, realizaron las dos presidencias de los clubs. Sabiendo que, por un lado, representan ambos instituciones con una gran masa social y que sus actuaciones iban a ser y estaban siendo el centro de atención televisiva y del resto de medios, es intolerable su antisocial comportamiento.
¿Con qué argumentos se va a pedir a los descerebrados que abandonen bengalas, indignantes cánticos y ciertos comportamientos si, quienes presumiblemente poseen cerebero, actúan de un modo tan poco racional?
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