
Celebrada desde 1999, lo cierto es que no acabo de ver que esta jornada de orígen americano pueda implantarse por aquí. Para empezar, los que se desplazen en tren, metro y autobús, lo tendrían negro (salvo que hicieran como en el chiste). Los que usen bicing, quizás aún podrían.
Después... qué quieren que les diga... no me veo ni un piloto de avión, ni un cirujano ni un jugador de fútbol trabajando con el perro al lado. Tampoco lo veo en una planta de producción de la SEAT, en un restaurante ni en un teatro o en un concierto. ¿Conclusión? Los que promueven esta iniciativa, o bien tienen perros de peluche, o promueven el NintenDogs.
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