El “Día Mundial contra la Incineración”, únicamente abarca (y ya es suficiente) el tema de la incineración de residuos, mostrando, como su nombre indica, su clara oposición y promoviendo, alterativamente, un consumo más responsable, con reciclaje, reutilización, etc.
No hay duda que la incineración tiene una merecida mala fama, ya que hasta en sus inicios y por largo tiempo se realizaba sin control ninguno, provocando problemas diversos (de vecindad –olores, impacto visual de chimeneas y humo-, y de salud pública –emisiones de dioxinas-). Sin embargo, debe decirse que la situación, en muchos lugares, ha cambiado significativamente y que la incineración, bien controlada (y sin perjuicio del consumo más responsable, la minimización en origen, etc.) puede ser una buena manera de valorizar los residuos que no paramos de generar.
De todas manera, ya sea por la creación del “Día de”, ya sea por el papel que alguien debe hacer en la sociedad como némesis de los intereses “conceptuales” del capitalismo, bienvenida sea esta jornada.
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