Hoy, en EE.UU., se celebra el “National Pregnancy and Infant Loss Remembrance Day” (“Día Nacional de Recuerdo a la Pérdida de bebés y embarazos”, en una traducción no muy acertada).
Ciertamente, Reagan tenía razón cuando dijo (con ocasión de proclamar este “Día de” en forma de “Mes de” -Octubre de 1988 como “Mes Recuerdo a la Pérdida de bebés y embarazos”-) lo siguiente: “Cuando un niño pierde a sus padres, le llamamos huérfano; cuando uno/a pierde a su pareja, le llamamos viudo/a; cuando unos padres pierden a un hijo, no hay nombre para ello”.
El 15% de los embarazos no llegan a buen término. Y son muchas, demasiadas, las muertes de bebés antes de llegar al año de vida. Y, al respecto, hay demasiado silencio, que no siempre ayuda.
En Himajina nos ha sorprendido gratamente la costumbre ritual de los Toraja, en Indonesia, quienes colocan los cuerpos de los bebés o niños fallecidos en edades muy tempranas (antes de tener dientes) en huecos de árboles, que luego son sellados, para que así haya una unión entre
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