Ayer hubo elecciones al Parlamento Europeo. Yo, con colegio electoral en Barcelona, estuve todo el día en Tortosa, con la familia, incluyendo a mi hermano, residente en Dublín, su esposa, oriunda de allá, y su común y preciosa hija Eva, nacida allá.
En Irlanda el día de las votaciones fueron el viernes, con lo que tuve oportunidad de comentar incluso los resultados allá obtenidos.
Parece ser que en la últimas elecciones en Irlanda se impone lo de que las elecciones caigan en días laborables, fenómeno a estudiar por aquí. Otra diferencia es que es muy habitual que se busque el voto casa por casa, llamándote a la puerta de casa a horas no siempre muy razonables para interesarse sobre las inquietudes de cada elector y exponer las ventajas de cada opción política.
No hay que olvidar que en Irlanda se está viviendo una crisis muy similar a la española, con hundimiento también del mercado inmobiliario, creciente desempleo y pérdidas de beneficios sociales y económicos en muchas empresas (que retiran coches de empresa, etc.).
Sin entrar en la valoración de los resultados (ni los de allá, ni los de aquí), lo que sí creo que vale la pena difundir es una idea expresada por Jordi Pujol hace unos días (leída en “El Periódico” de ayer): "La democracia no sobrevivirá si todos somos espectadores".
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