Diario “Expansión” de hoy, página 4.
“Los auditores no tenemos ninguna culpa en la crisis, sino que ayudamos a recuperar la confianza” (Mario Alonso, vicepresidente del Instituto de Censores).
Una auténtica vergüenza.
He defendido en diferentes foros, con la oposición de amigos economistas que se dedican a la materia, que las empresas auditoras y las de rating son auténticos mercenarios que se venden por cuatro duros (bueno, unos cuantos más), algo que no sería tan execrable (amén de ilegal) sino fuera porque tienen unas funciones (especialmente las primeras) legalmente asignadas.
Y es que que “te robe” (como sociedad) quien tiene la labor de policía es, sin lugar a dudas, una de las mayores “chorizadas” posibles, de esas que hacen poner en tela de juicio todo el sistema
En consecuencia: abogados del Palau que ponen por escrito cosas que… uff, auditoras del mismo (y de otras muchas corporaciones privadas, públicas y ‘mestizas’)… espero que respondan como deben ante la Justicia y ante el mercado… que no les salga gratis. Porque diga lo que diga el Sr. Alonso, las auditoras tienen una grandísima parte de culpa en lo sucedido.
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