Anualmente, tengo el privilegio de poder co-organizar y acudir (el primer año, sólo organicé y fui profesionalmente secuestrado y no asistí) a la Cena de antiguos alumnos del Colegio San Pedro Claver, un evento marcado de antemano para el último viernes de septiembre y que, excepcionalmente, este año tuvo lugar ayer.
En esta ocasión (quinto año consecutivo que la hacemos), además de la grata compañía hubieron unos grandes factores aliados:
a) Resulta que uno de los compañeros de clase (estamos hablando de los que hicimos juntos la EGB) posee un restaurante propio en Sant Joan Despí. Luego este año, la elección del lugar cenil fue sencilla y, claramente, un acierto.
b) Todos los asistentes, sin excepción, se quedaron tras la cena a tomar algo más de forma aún más distendida. Tiene su mérito, ya que no son pocos los casados, padres y madres la mayoría, y los que tenían obligaciones diversas a la mañana siguiente.
Pronto empezaremos a preparar ya el siguiente encuentro (en realidad, una excusa del comité organizador para verse). El reto: conseguir que asistan algunos sujetos a los que se perdió la pista.
Creo que el grupo que formamos posee unas vidas aún más diversas, interesantes e interconectadas que las de LOST.
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