Hoy se celebra la quinta edición del “International CouchSurfing Day” (“Día Internacional del CouchSurfing”), una jornada vinculada a una atípica (pero cada vez más popular) manera de viajar, concretamente de alojarse: dormir “en el sofá” de alguien.
Puedo entender el escepticismo de muchos ante la idea: irse a casa de alguien a quien no se conoce / meter en casa a alguien a quien no se conoce puede resultar extraño. Pero no lo es tanto ni es tan diferente a, por ejemplo, pagar por productos comprados a desconocidos (fenómeno eBay).
No sólo hay un ahorro económico (razón inicial de la iniciativa) sino un conjunto de vivencias que, ciertamente, no se pueden pagar por dinero. Conozco a quienes lo practican activa y pasivamente (duermen en casas ajenas y dejan dormir en sus casas) con bastante asiduidad. Y veo/leo qué compañeros/as tienen, las cosas que hacen juntos (el huésped puede enseñar la ciudad, por ejemplo) y hasta da cierta envidia.
Por cierto: la elección de la fecha deriva de la fecha en la que se registró (¡hace 13 años!) el dominio “base” de los promotores de esta actividad (y el presente “Día de”).
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