Hoy, en EE.UU., se celebra el “Humiliation Day” (“Día de la Humillación”), una jornada en la que los organizadores parecen no querer sino promover la humildad propia en lugar de la humillación ajena.
Las dos palabras poseen el mismo origen etimológico (“humus”, postrarse en el suelo) pero han dado lugar a dos conceptos antagónicamente complementarios como causa-efecto.
Y mientras que ser humildes está bien (“Humility is not thinking less of yourself but thinking of yourself less” by C.S. Lewis), humillar a otros no es algo que resulte demasiado conveniente.
Sépase que ya en 1798, el segundo presidente de los EE.UU., John Adams, propugnaba la creación de un “Día de” como este. Y Lincoln hizo lo propio con fecha 30 de marzo de 1863.
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