
Las existenciales dudas acerca del osil sexo merecían una respuesta definitiva que cerrara de una vez por todas el debate abierto, por lo que me acercé personalmente a comprobar la estatua y analizar la cuestión.
Ahí dónde me veen/leen, soy un experto en osos. No por nada pasé mi niñez rodeado de ellos: El Oso Yogui (y Boo Boo), los Osos Amorosos (cursis a más no poder), los Osos Gummi, el osito Misha, el osito Jackie y Nuca (del bosque de Tallac) y un largo etcétera.Pues bien, por mucho que analicé la estatua, no le encontré ni un lacito, ni una sombra de ojos o unas pestañas postizas (de existir, se las habría quitado Penélope, sin duda), ni siquiera un bolso. Conclusión: O no es una verdadera osa, o si lo es, no es nada femenina.

Y es que, como acaba un artículo periodístico-blogguero de lectura recomendada pese a su orígen, ¿No tendrá la gente cosas mejores (o símbolos mejores, me permito añadir) a las que dedicar su tiempo y pensamientos?
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