(Este post corresponde a actividades hechas el pasado 2 de agosto)
Toca el siempre emocionalmente confuso momento de volver. A las 12 se debían dejar las habitaciones y estaba previsto un paseo en común hasta las 14h., hora en la que nos dirigiríamos al aeropuerto para regresar, AirBerlin mediante, a Barcelona.
Preparada la maleta y dispuesto uno al paseo, finalmente me echo atrás. Hablo con la hotelera y consigo que me permita un ‘late checkout’, pudiendo dejar la habitación a las 14h. ¿Y para qué?. Pues para enfundarme las mallas y las bambas que me había traído e ir a trotar un poco por el lago, a una razonable distancia del hotel.
Es un lugar impresionante para correr. Hay mucha gente haciéndolo, a todos los ritmos posibles. Las vistas son preciosas y el tiempo acompaña. De hecho, llevo una pequeña chaqueta, aunque es más para poder llevar la llave del hotel en su bolsillo que no otra cosa. Me animo por el ambiente, las vistas y la música (ipod mediante). Tanto es así que, al final, las fuerzas son algo justas cuando caigo en la cuenta que aún me queda volver al hotel, a un trote decente, si no quiero que los demás se vayan sin mi.
Aún cansado, se llega. Una ducha –larga-, vuelta a preparar la maleta, y preparado para el viaje de regreso, utilizando el tiempo del avión para comentar aspectos de trabajo.
Conclusión: Han sido unos días muy agradables y productivos. Y una buena demostración de cómo tratar al personal de una empresa que, pese a la crisis generalizada, ha cumplido 10 años en España con una excelente trayectoria y mejores perspectivas. Organización perfecta, 0 incidencias y gran ambiente.
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