“Deus non patietur vos tentari supra id quod potestis”
(1Corintios 10,13)
“Dios no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas”, viene a decirse en la primera carta a los Corintios. Y, en mi caso, ha sido cierto.
Apuntarse a la Matagalls-Montserrat (83,4 km. de recorrido a pie, mayoritariamente durante toda la noche, con fuertes desniveles de bajada y subida) era un reto que adquirí, como acostumbro, a imagen de personas a las que admiro y que me habían contado anteriormente sus experiencias.
A todas ellas (quienes me animaron a hacerlo, quienes me explicaron sus ‘trucos’ sobre vestuario y equipación, a quien me llevó a la salida, me siguió una parte de la noche y me recogió por la mañana, a quienes vi, saludé y compartí kilómetros durante la travesía e incluso a los compañeros de EGB, que aceptaron cambiar de fecha la cena anual prevista para el pasado viernes) les debo dar las gracias ya que sin ellas no podría haber conseguido lo que, para mi, no deja de ser una proeza: acabar la Matagalls-Montserrat a la primera, prácticamente en solitario, en un tiempo de 19h13 minutos.
(Foto de un servidor hecha –algo a traición- en Aiguafreda, avituallamiento de “Corredors.cat”)
He sufrido una barbaridad. Para ser sinceros, no me ha cansado demasiado ni la distancia ni el tiempo. Pero las subidas y bajadas a través de desniveles tan técnicos han dejado como consecuencia que a media carrera ya tuviera dos serias ampollas (una en cada pie) y los dedos gordos de los pies con las uñas destrozadas, pues uno ha “chutado” mucha piedra. Seguir avanzando así ha sido realmente duro/doloroso, de ahí el sufrimiento, pero decididamente no quería abandonar.
Dar las gracias a “Ferran y los sedentaris”, a quienes vi pasar adelantándome cuál rayos al inicio, y que me dieron algunos consejos de última hora durante la propia carrera; a Xavi, con quien compartí bastantes kilómetros hasta llegar al primer control; a los compañeros de “Corredors.cat”, quienes instalaron un avituallamiento en Aiguafreda; a la organización; a los amigos que me encontré durante el recorrido y especialmente en Montserrat a la llegada, y, sobretodo, a Laura por todo lo hecho (y dejado de hacer).
19 horas y 13 minutos. Una auténtica experiencia que ha valido la pena vivir/sufrir/disfrutar.
"Al loro! Que no estamos tan mal"
ResponderEliminarMoltes felicitats! Segur que el teu cap (i les teves cames i peus) recordaran aquesta experiència molt temps.
Com va anar la pujada a Montserrat?
Ferran de Sedentaris.cat
Felicitats!!
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