Hoy, en Ecuador, se celebra el “Día de la Ballena”, que llega a su cuarta edición y que promueve el respeto y cuidado de estos mamíferos marinos, y su adecuada observación.
De hecho, en Ecuador además de este “Día de”, se reconoce a las ballenas una importancia capital en áreas como el turismo. Y sépase que, incluso, se “bautizan” con nombres alusivos a determinadas autoridades (me consta que en 2006 se llamó a una ballena “Patricio” en honor a Patricio Tamariz, director del Fondo Mixto de Promoción Turística del Ecuador). No tengo claro que si el Sr. Patricio fuera una señora (“Patricia”) le hubiera hecho la misma gracia que su nombre fuera, a todos los efectos y oficialmente, el nombre de una ballena.
Unos años antes se promovió esta técnica de nominación ballenil como incentivo para recibir fotografías de las colas de las ballenas. Si cualquiera que hubiera avistado (y fotografiado) una ballena enviaba la foto de la cola a la administración y se comprobaba que esa ballena no estaba “fichada” (la cola es un buen identificador), el fotógrafo avistador podía ponerle su nombre.
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