En el marco de la Festa Major del Raval, y en el casi inmejorable lugar de la Plaça dels Àngels, acudo como el año pasado a bailar un rato al son de la Orquesta Volcán.
Lamentablemente, el 95% de su repertorio (al menos, el de la primera mitad, pues me he ido en la ‘pausa de descanso’) tenía un único ritmo, una especie de rock/mambo/twist/irreconocible que, con los tiempos que utilizaban, se volvía monótono y muy aburrido de bailar (¿quien quiere hacer los mismos pasos una y otra vez?).
De entre la variada tipología de gente propia de un evento nocturno gratuito de un barrio como el Raval, céntrico en Barcelona, debe destacarse la auténtica plaga de ‘lateros’ ofreciendo, cada minuto y medio, latas de cerveza, impidiendo casi cualquier progresión en el baile. Reconozco que he acabado harto de decir que no unas 30 veces.
Reitero que el lugar es magnífico (plaza grande, sin desniveles, con una buena sonoridad, posibilidad de quienes quieran ver la orquesta sin bailar puedan hacerlo), pero creo que la Orquesta se equivoca cuando toca e interpreta para el mejor lucimiento del personal (varios cantantes que se turnan), resintiéndose los ritmos y los tiempos de las canciones.
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