“Shichi-go-san” significa, en japonés, “siete-cinco-tres”. No se trata de ningún prefijo telefónico. Se trata de tres números considerados propicios (o de buena suerte) que se celebran hoy dado que la suma de ellos da quince (7+5+3=15) y que es un día también considerado afortunado. Así, hoy, en Japón, tiene lugar un “Día de” tradicional llamado “Shichi-Go-San”.
Se celebra por parte de aquellas familias en las que haya una niña de siete años y/o un niño de cinco y/o un/a niño/a de tres años. En tal caso, vestidos de un modo especial visitan santuarios o templos budistas/taoistas. Además, a partir de esta fecha, se les considera ya maduros para ciertos cambios (dejarse crecer el pelo a partir de los tres años, permitir a los niños de cinco llevar un pantalón hakama y a las niñas de siete llevar un cinturón más amplio). Si se me permite la broma, pocos años más tarde el cinturón recibirá, casi, casi, el nombre de falda.
Volviendo al tema tradicional… durante el Shichi-Go-San los niños reciben un caramelo llamado Chitoseame (千歳飴, 'Chitoseame' literalmente “caramelo de los mil años”). Es de color rojo y blanco, de consistencia larga y delgada (15 mm de diámetro x 1 m de largo); simboliza y asegura el sano crecimiento y la longevidad. Este confite viene en una bolsa con una grulla y una tortuga, llamada tsurukame (鶴亀, 'tsurukame') y representa la larga vida en Japón.
Felicidades en este “Día de” tan curioso y particular.
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