Reconozco que me gustan los artículos de Pedro Nueno en “La Vanguardia”, aunque en ocasiones hay aspectos susceptibles de mejora. Un caso curioso es el de su contribución de hoy, acerca del fenómeno de la corrupción.
Concretamente el Sr. Nueno “se defiende” (con justicia, he de decir) de las críticas a la “corrupción china”, indicando que es un fenómeno territorialmente universal (alude al caso marbellí, al latinoamericano, etc.). Hasta ahí, correcto. Sin embargo, luego comete la incoherencia (y, lamentablemente, no es el único), de focalizar o reflejar dicho “fenómeno” en un colectivo… el de los abogados:
Si para los abogados no nos fueran ya suficientes las auto-definitorias manifestaciones de algunos compañeros de profesión, sólo nos falta la popularización, injusta, de la figura del abogado como “catalizador” de corrupciones y corruptelas.
De ahí que se equivoque el autor al generalizar a nivel territorial un fenómeno como la corrupción y luego sectorialmente focalizarlo, pues es una clara contradicción con la línea argumental de su artículo; lo que es global, a todo alcanza. Y si al Sr. Nueno, cercano al mercado chino, le “sabían mal” las acusaciones realizadas sobre dicho país, quede claro que igual me sucede a mi con lo por él dicho sobre este (el mío y el de muchos más –¿demasiados?-) sector profesional.
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