Indignante e impropio. Pero uno no es (ni mucho menos) perfecto, es así. Soy un cobarde, pecador y de la pradera (como diría Chiquito).
Resulta que ayer estaba uno apuntado a la Cursa de 10 km. de Matadepera… y no fui. Era a media tarde (salida a las 18:30h.), se me complicó el día (una excusa como cualquier otra) y al final… nada.
Hoy lo estaba a la media maratón de Sabadell, que salía conjuntamente con la cursa popular de 10 km. Pues bien, cuando he llegado a los 10km., lo he dejado, con un crono, además, horroroso (55 minutos).
No estoy nada contento de actuar así. De hecho, no lo he dejado por cansancio (algo había) o dolor en los pies o en las piernas, sino por vagueza, porque no quería pasarme una hora más (o +) corriendo. Y me da rabia, porque al dejarlo y ver como sí siguen adelante muchos, muchísimos participantes, aún con ritmos más lentos (los menos), me siento algo así como ‘vencido e insolidario’.
Voy a ver si esta amarga sensación se me graba bien en la memoria (“y en el alma” –pongámonos exagerados-) y así a ver si no se repite. Dejarlo por no poder más, por cansancio, etc, es correcto. Por comodidad, algo casi despreciable.
Por cierto: un 10 a los organizadores (eso sí, pongan más imperdibles para los dorsales la próxima vez) y gracias a los bomberos que habían dispuesto un sistema de ‘ducha voluntaria’ que sin duda era de agradecer (esta mañana ha hecho una buena solana para una carrera que empezaba a las 10:00 am).
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