Hoy, en Salamanca, se celebra una curiosa jornada que fue oficial y ahora, tradicional.
Se trata del “Lunes de Aguas”, una fiesta que se celebra el lunes siguiente al de Pascua y que recuerda como, durante el reinado de Felipe II, dictó unas ordenanzas según las cuales las prostitutas que habitaban en la Casa de Mancebía local debían ser trasladadas, durante la Cuaresma, fuera de la ciudad, para que los hombres de Salamanca, sin la presencia de busconas, evitasen las tentaciones del pecado de lujuria.
Así pues, a partir del Miércoles de Ceniza dichas meretrices eran trasladadas al otro lado del río Tormes, quedando bajo custodia del Padre Putas.
Pero el primer lunes después del de Pascua, las “señoritas que fuman” (y que algunas celebran hoy sus propios “Días de”), regresaban a la ciudad, vitoreadas por una multitud de estudiantes que no ahorraban en hornazo, bebida y bailes para celebrar la llegada de estas cortesanas con una fiesta en las riberas del Tormes y barcas engalanadas.
La fecha se sigue celebrando hoy en día, e incluso se escenifica, desde los años ochenta del siglo XX, el regreso del Padre Putas a bordo de barcas, representando jóvenes actrices el papel de las antiguas mujeres de la vida. La tarde de este día es festiva en la ciudad y es tradicional salir al campo o a los parques a merendar, principalmente hornazo (empanada típica de Salamanca). El ayuntamiento suele amenizar los principales parques de la ciudad con charangas y otras actividades lúdicas.
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