Parece increíble que la misma ciudad que visité hace cuatro meses y que me resultó antipática y anodina sea la ciudad en la que estoy pasando el día.
Ciertamente hubo un auténtico diluvio la última vez, mientras que hoy el sol brilla con fuerza. En consecuencia, hoy son posibles los paseos que en su momento la lluvia y el viento impedían.
He cogido el abono de transporte de todo un día, pero seguramente no lo utilizaré ya que me he llevado la agradable sorpresa de comprobar que mi dos cuentas del 'bicing' austríaco que abrí hace ¿dos años? en Salzburgo están plenamente operativas, por lo que tengo bici gratis (intérvalos máximos de una hora) para desplazarme por la ciudad.
Hay muchísima gente. El efecto es mayor por la relativa calma de Bratislava. Además de mucha gente, el centro está plagado de calesas y coches de caballos, agradables a la vista, pero no tanto al olfato.
Acabado de comer, helado incluido, y aprovechando conexión wifi macdonalera para enviar estas líneas, se va a intentar pasar toda la tarde/noche por aquí y regresar a Bratislava a última hora. Veremos qué podemos hacer por aquí hasta entonces.
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