IKEA pierde los papeles

IKEA, uno de los temas himajinarios más recurrentes.

Ayer visité, una vez más, uno de sus locales/universos paralelos, para comprar, entre otras cosas, una mesa para un familiar. Tras la compra, la mesa hoy llegaba hoy (en forma de dos pesadas cajas) a su tortosino destino. Y desde allí recibo una llamada diciendo… “esto.. ¿tú tienes la misma mesa, no? Es que las instrucciones no vienen y estamos aquí con todo desmontado preguntándonos qué podría hacer McGiver con todo esto”.

Dado que la obertura de un IKEA en Tortosa no es algo previsible a corto plazo (sí un McDonald’s, que abre el mes que viene), recurro, en primer lugar, al cajón en el que tengo guardadas (sin orden alguno), instrucciones, garantías, certificados, manuales y demás documentación de todo tipo de productos y cosas compradas. Encuentro un ejemplar de las instrucciones que paso a digitalizar para su posterior remisión via email.

Una gran solución, que sin embargo es menos efectiva y ágil que una llamada al servicio de atención al cliente de IKEA (lástima que Anna Ikea Ikea no tenga aún voz), quien en menos de cinco minutos, por correo electrónico, y con un texto de disculpa, ya me habían hecho llegar un PDF del mismo folleto que yo estaba escaneando por su tercera (de doce) página.

Sépase, en cualquier caso, que cuando re-envío el email a @tortosa.com, y llamo para informar del envío, me dicen que ya está, que creen (ilusos ellos) que lo tienen controlado… No saben que nadie ni nada controla los muebles ikenianos (ejemplo, mis estanterías venecianas) o sus manuales.