Una de las obsesiones personales es la de ir con extremo cuidado con todo aquello que se expone profesionalmente por escrito, ya sea por correo electrónico o por carta, y aún más si se trata de escritos judiciales o burofaxes (preámbulos habituales de los primeros).
No se trata sólo de que el documento en cuestión puede luego ser usado judicialmente con torticero interés, sino que, cada vez más gracias Internet, el contenido de los mismos puede llegar a destinatarios imprevistos.
Leyendo un diario digital me encuentro con:
Sin entrar en comentarios legales acerca de la validez de esta comunicación y su cumplimiento acerca de determinados requisitos, nótese la imposibilidad de recibir lo que ya se tiene, so pena de tenerlo duplicado y..¿para qué?. Y es que hay diferenciar entre estar “en su poder” y estar “a su disposición”.
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