En su momento, MediaMarkt (con su lema “Yo no soy tonto”) creó una cierta polémica al indirectamente aludir que quienes no compraban en sus establecimientos pues, esto…, vamos que no eran muy listos.
El mensaje, aunque claro, era sutil e indirecto. También algo gracioso.
Sin embargo, el artículo de Expansión de hoy (última página): “El pasajero de Ryanair ya no es tan tonto” (versión online aquí) no tiene ni sutileza ni disimulo: Está llamando “tontos” a los clientes pasados y actuales de la compañía irlandesa. Y eso, no tiene gracia.
Pase que a mucha gente no le guste ni la compañía, ni su política comercial, ni su filosofía (al igual que algunos no nos pueden gustar determinados periódicos), pero de ahí a ‘insultar’ a sus clientes…
Ryanair es una de las compañías más exitosas del sector, se mire como se mire. Ha revolucionado, en Europa, el mercado aeronáutico, así como ha impregnado de un cierto dinamismo algunas zonas/regiones. Su modelo de negocio se ha ido extendiendo claramente a otros sectores (Nautilia escribe, hoy mismo, sobre hoteles a 2 euros la noche). Y sus calendarios (benéficos) no están mal.
Y entre sus clientes (incluyendo la Reina) no son pocos los que efectivamente usan pocos servicios extra (facturación de maletas, por ejemplo), pero, en cambio, se hospedan en hoteles de 5 estrellas.
Desafortunado titular, que confunde cambios en el comportamiento del pasaje con variaciones en la inteligencia del mismo (al que, en cualquier caso, descalifica).
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