Aunque a algunos no les guste, hoy es el “Día de los Reyes” o “Día de los Reyes Magos” (o Epifanía), una jornada festiva en la que los niños (y no tan niños) disfrutan de los regalos que les han traído durante la noche.
La satisfacción de ver cómo se disfrutan los regalos por quienes lo reciben creo que justifica de sobra los no pocos problemas que suele provocar hacerse con los mismos (en este sentido, reconozco que tuve que utilizar los últimos minutos de la tarde de ayer para acabar de comprar “negociar con los Reyes” algunas cosas. Eso sí, fueron apenas unos detalles ya que todo estaba bastante arreglado desde hacía un tiempo).
Sus Majestades, además, tienen la extraña costumbre de dejar en mi casa regalos que no son para un servidor (¡lástima!) sino para ahijados, amigos y familiares, por lo que hoy toca hacer de repartidores de los mismos y entregarlos a sus destinatarios.
A ver si mañana, o al final del día, puedo explicar cómo ha ido el tour que me espera. Confío que los lectores himajinarios, que me consta que se han portado (casi todos) bien, habrán recibido justos y bonitos regalos.
También confío explicar cómo ha ido el tema de los regalos propios. Sépase que, como abogado, en lugar de escribir una carta a los Reyes, yo les envío un Burofax.
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