Difícil momento consumista

Un mal trago. Ridículo. Vergonzoso.

Acudo al Decathlón de L'Illa para complementar la equipación propia de carreras y cursas varias. Tras la compra hace unas semanas (en Sofía) de unas Asics Gel Blackhawk TN7C4 (unas bambas de running que estaban de oferta), era el turno de comprar un elemento bastante extraño para mi: unas mallas para correr.

La imagen/situación no podía ser más esperpéntica. Tras coger diferentes modelos (y tallas) acudo al probador para acabar viéndome vestido de cintura para arriba con una camisa y corbata y de cintura para abajo (destacándose sobremanera algo "de abajo"), unas mallas negras ajustadísimas que immovilizan tanto las piernas (y todo lo demás) que no entiendo cómo pueden ser compatibles con la práctica de deporte (o movimiento) alguno.

Añádase que sólo hay dependientAs atendiendo la zona del probador, por lo que cada vez que abro la puerta para separarme del espejo y poder verme en tan indigna y ridícula situación, compruebo cómo se sonríen sin apenas disimulo. ¡Qué bonito!

De hecho, tenía una serie de dudas. Al ser un material elástico no tenía (ni tengo) muy claro a qué altura debe ir/quedar todo. Pero ¿cómo puñetas iba a preguntarlo en semejante situación?

Al final, elijo las que menos mal me vienen y salgo del zulo-probador dando un rodeo que me evite tener que pasar por delante de las encargadas de los probadores.

¿Realmente me las pondré?. Saliendo de la tienda recuerdo que cada vez tengo más amigos (sedentaris actuales y futuros) en esto de las carreras. ¿Es esta la imagen que quiero que tengan de mi? ¿Y si me ve un cliente? ¿Me volverá a tomar en serio? De hecho, ¿permite este atuendo "torero"  las normas de deontología del Colegio de Abogados?