Hoy se celebra en Venezuela el “Día de la Afrovenezolanidad”, en recuerdo del 10 de mayo de 1.795, cuando el entonces esclavo José Leonardo Chirino, llevó a cabo una gran rebelión en protesta por el maltrato de sus hermanos en la Sierra de San Luis, hoy denominada la comunidad de Macuquita Afrovenezolanida.
José Leonardo Chirino era hijo de un esclavizado africano de nombre Juan Cruz, perteneciente a la familia Chirino (de allí el apellido de José Leonardo) y una indígena libre, de nombre Cándida Rosa. José Leonardo se rebela el 10 de mayo de 1795, junto a más de doscientos africanos y afrodescendientes esclavizados y libres, con el fin terminar con el sistema esclavista.
En agosto del mismo año es apresado en la población de Baragua, en Coro y es trasladado a Caracas para ser condenado a muerte un año más tarde, el 10 de diciembre de 1796, de acuerdo a la Real Audiencia que indica:
“A muerte de horca que se ejecutará en la plaza principal de esta capital, adonde será arrastrado desde la cárcel real y, verificada su muerte, se le cortará la cabeza y las manos, y se pondrá aquella en una jaula de hierro sobre un palo de veinte pies de largo, en el camino que sale de esta ciudad de Coro hacia los valles de Aragua, y, las manos serán remitidas a esa misma ciudad de Coro, para que una de ellas se clave en un palo de la propia altura y se fije en las inmediaciones de la Aduana llamada de Caujarao, camino de Curimagua y, la otra, en los propios términos, en la altura de la Sierra donde fue muerto don Josef Tellerías” (Brito Figueroa, citado por Juan Ramón Lugo).
Su hija Viviana fue vendida por 200 pesos y a sus dos hijos los vendieron por 120 y 150 pesos respectivamente. Sépase además qye en el escudo de la ciudad de Coro se incluyeron las tres cabezas degolladas y sangrantes de José Leonardo y sus lugartenientes, como pública advertencia a quienes tuvieran pensado levantarse contra Dios y el Rey.
ÁFRICA
ResponderEliminarPablo Mora
Con cielo azul tan callado,
con su sangre de palmera
con su risa tan ligera,
con su amor encabritado,
lleno de azul el costado
en reverbero de espuma
el negro canta y se suma,
con nudo entre la garganta
el negro en su noche canta,
el negro canta y se ajuma.
Tamba, tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba,
tamba del negro que arrumba,
tamba que tamba y caramba,
tamba del negro, ¡qué tamba!
El negro ajuma y encanta,
sobre sus pies se levanta,
tambor de cuero y madera,
gris armadura guerrera,
el negro se ajuma y canta.
Con patria dulce por fuera
y muy amarga por dentro,
con patria para el encuentro,
con su verde primavera,
el negro se desespera,
corre, viene, vuela y va
y no te entiende por na.
Si tú supiera, mulata,
por qué anudado en garganta
el negro canta y se va.
¿Por qué la noche africana,
por qué el negro tamba y tumba,
por qué el negro zamba y zumba,
por qué llora la mañana,
por qué el negro se amilana,
por qué su mano no afloja,
por qué su garganta roja,
por qué su mano tendida,
por qué su llanto y herida,
por qué la noche africana?
¿Por qué la noche africana?
Pregunta el negro y la brisa
y el mar y Juan sin camisa.
¿Por qué la noche tan grana,
por qué tanta resolana,
por qué el impasible duelo,
por qué el llanto en el pañuelo,
por qué la arena tan sola,
el barco, el alma y la ola,
por qué tan triste su cielo?
¿Por qué la noche africana?
Pregunta el negro y el blanco
y el negrito y su potranco
y el timonel, la sabana,
la caña y su tierra llana.
¿Por qué? Lo pregunta el viento,
el soldado, el regimiento,
el mestizo corazón,
la balada y la canción
y el cocotal sentimiento.
¿Por qué la noche africana
y su estrella marinera
y su gente carpintera
y su cuaderno y su plana
y su gloria soberana?
¿Por qué no alabar su gracia,
su coraje y su constancia,
las ceibas y sus penachos,
los pobres con sus muchachos
y el arenal de su infancia?
¿Por qué la noche africana,
por qué lo preguntan tanto,
por qué lágrima y quebranto,
por qué la pregunta afana,
por qué, barcarola hermana,
por qué la noche africana?
Reclama la turba humana
la causa del desconcierto.
Sólo un asunto muy cierto
para tan noble africana.
Azulosa por la noche,
entre aluvión, selva y tuna,
sirena negra de luna,
va su sombra a troche y moche
y aunque parezca derroche
el África en paz descansa
y en fervorosa alabanza
va ilumina que ilumina
mientras el mundo se inclina
ante su inmensa labranza.
¿Por qué la noche se empaña,
por qué Yambambó no canta,
Mamatomba se agiganta,
Yambambé llora y se extraña
Y Serembó casi araña?
¿Por qué la noche africana,
por qué yambó sin su ruana?
El África en paz enciende
la noche sobre el que entiende
que sólo ella es soberana.
pablumbre@hotmail.com