Cursa Corte Inglés

 

Me apunté a la Cursa del Corte Inglés (10,934 km) el viernes, a última hora (poco antes de entrar en el Liceu) y casi me pierdo la posibilidad de participar con chip (las inscripciones para chip ya estaban cerradas por Internet).

Ayer, con el fútbol, uno se fue a dormir tarde y sin más cena que un bocata y un par de cervecitas. Así que, el levantarme tarde y con sensación de ‘así no se puede’ era lógica.

Realmente iba con el tiempo justo, así que cojo Gran Vía de les Corts Catalanes y, a modo de entrenamiento forzado, corro un poco para llegar a tiempo. En cualquier caso, llego tarde (una vez más) a los encuentros previos de Corredors.cat y de Sedentaris.cat y me diriijo a la zona ‘reservada’ para los ‘chiperos’.

La carrera empieza con retraso (o al menos, me lo ha parecido), con lo que sabe aún más mal no haberse visto con los compañeros de kilómetros. Empezada la cursa, hasta prácticamente la mitad de Aragón, correr era imposible. Entiendo que es una carrera popular, pero no entiendo que los que desean (legítimamente) hacerla paseando, con el perro, el cochecito, o comentando el partido de ayer, lo hagan molestando a los proporcionalmente pocos que queríamos correr. Tan sólo se les pide incorporarse a la carrera pasados unos minutos..

Dejando esto de lado, los tiempos que iba haciendo eran buenos hasta la subida a Montjuic. Allí, el promedio de 4’30’’ por kilómetro (aproximado) se ha ido a hacer puñetas. Y aunque se podía recuperar algo en las rápidas bajadas (antes del estadio y la zona del museo etnológico), la subida ‘a la valiente’ la he pagado.

También he pagado el hecho de querer llegar hasta la puerta de casa “como un machote”. He de reconocer que ya a la mitad de Floridablanca, pasado ya el piso, he aflojado bastante y, como siempre, el final de la carrera (el último kilómetro) se me ha hecho eterno.

Al final, un tiempo ‘neto’ de 57:07, del que estoy muy contento ya que pensaba que iba a salir bastante peor.

Me han gustado los carteles anunciando la meta de los últimos 300 metros. Aunque yo no tenía depósito para forzar, teniendo en cuenta las curvas y la escasa visibilidad de la llegada, los carteles han ayudado mucho a que la gente hiciera un último y envidiado sprint.

No me ha gustado que al final de la carrera la única opción de bebida dada por la organización fuera una bebida de cola con gas. Agua, zumos o bebidas isotónicas de la misma compañía hubieran sido una mejor opción.