A la representación acude como espectador el propio Joan Manuel Serrat así como Xavier Sardà, implicado asimismo en el proyecto creado y dirigido por Mudit Grau y la compañía ColorDansa (co-productora junto con Gestmusic).
La puesta en escena es correcta. A destacar los diferentes perfiles de los ocho bailarines y las disciplinas intermezcladas (hip-hop, clásico, contemporáneo, flamenco). En mi modesta opinión, la selección de temas musicales no es la más acertada, aunque entiendo que pueden haber muchos motivos para la elección realizada. Asimismo, la obra carece de un elemento en mi opinión clave… un hilo de unión entre los números.
Aunque no existen pausas como tales entre las diferentes canciones y sin esperar que se unan las mismas mediante forzados argumentos, sí hubiera estado muy bien que los espectadores, mediante algún elemento, pudieran ir conociendo el desarrollo futuro de la obra, esto es, cuántos números más faltan para que acabe.
Una obra correcta, que gustará (lo justo) a los amantes de la danza y de la música de Serrat.
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