Ha sido fácil. No es que el UD Levante haya jugado mal, es que careció de tensión competitiva.

En un simulacro de partido más próximo a un entrenamiento que no a un partido oficial, se ha podido ver esta tarde un buen partido con muchos goles, cosa que siempre es de agradecer.

Lo peligroso es dejarse llevar por una espiral de euforia por el buen triunfo logrado el pasado miércoles y en el partido de hoy, ya que los mismos, por sí solos, únicamente muestran que el equipo tiene talento, algo que no necesitaba demostración alguna.

Falta ver si existe compromiso (asumiendo posiciones incómodas -laterales, etc.-), si existe entrega (en la lucha frente a un rival), si hay inteligencia (sabiendo "leer" el partido y jugar en consecuencia) y si, sobretodo, hay profesionalidad (dejando de lado y callando temas de suplencias, rumores de fichajes y descartes, etc.), algo extremadamente necesario en el último cuarto de la Liga.

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(c) Daniel Vidal. Con la tecnología de Blogger.
 
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