Recientemente, con mi padre, en una de esas conversaciones (frecuentes en mi caso) en las que, sin pretenderlo, uno acaba hablando de la crisis, de misticismo, de cómo resolver los problemas del mundo y de los principios más fundamentales de la filosofía, apareció (no por primera vez) el tema de la importancia del profesorado, de los maestros y educadores, a la hora no sólo de transmitir conocimientos y valores, sino incluso a los efectos de formar un carácter.
De ahí que siempre que he tenido oportunidad, he intentado agradecer de un modo u otro aquellos profesores que recuerdo que hayan realizado verdaderamente su función, más allá de la transmisión de información. (Tema aparte es este 'especial' grupo de facebook, "Yo hice gimnasia con el Quintana").
Pues bien, en Venezuela hoy es el día más propicio para hacerlo, ya que allá tiene lugar el "Día del Maestro", en conmemoración de la fundación, el 15 de enero de 1932, en la sede del antiguo «Colegio Vargas», de la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria, que cuatro años más tarde se convirtió en la Federación Venezolana de Maestros.
El Presidente Medina Angarita decretó el 13 de enero de 1945 la celebración del Día del Maestro el 15 de enero de cada año, como un homenaje permanente a los educadores venezolanos. Esta celebración se trasladó en 1952 al 29 de noviembre, natalicio de Andrés Bello, por su condición de maestro del Libertador, pero a partir de 1959 se volvió a la fecha fijada por Medina, la del 15 de enero.
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